A las seis y cuarto de la tarde, los seis que quedaron confirmados como el grupo de videntes: Ivanka, Mirjana, Vicka, Marija Pavlovic (16), Ivan Dragicevic (16), y Jakov Colo (10), subieron por primera vez a la loma del Podbrdo y lo hicieron velozmente, como impulsados por una fuerza extraordinaria. Alguno de ellos iba descalzo, y corrieron a través de espinos y rocas como llevados en volandas sin lastimarse en parte alguna. Una vez allí, como a dos metros de la aparición, se sintieron fuertemente impulsados a caer de rodillas:
“Alabado sea Jesús”.
Esa tarde apareció sobre Medjugorje una gran luz más intensa que el sol pero que no deslumbraba. Tras otras manifestaciones de alcance más particular, se despidió en una estela de luz diciendo:
“Vayan en la paz de Dios”.Viernes 26 de junio de 1981
En respuesta a la petición de una señal, dijo:
“Bienaventurados aquellos que no ven y creen”.
Y a Marija sobre el ayuno:
“...es necesario creer, rezar, ayunar y confesarse”.
Responde a la pregunta de qué espera de los sacerdotes de la parroquia:
“Que perseveren en la fe y protejan la fe de las personas”.
Mientras tanto el párroco, Fray Jozo Zovko, había vuelto de dar un retiro a religiosas en Klostar Ivanic, del 17 al 24, y acudió a Zagreb para un encuentro de la Renovación Carismática. De allí pasó a saludar a sus ex feligreses de Posusje, y quiso contactar con su parroquia de Medjugorje por teléfono varias veces, pero le fue imposible por una descarga eléctrica de una tormenta que dejó sin luz los servicios públicos. Ya en Mostar ese mismo día 27, en el hospital donde fue a visitar a su madre encontró a Draga una feligresa toda vendada... - ¿Qué te pasó Draga? - ¡Nada, nada! Padre Jozo: ¡Corra a Medjugorje! La Virgen se está apareciendo y mientras tanto, ¿Usted en dónde está?
El Padre Jozo, después de la misa de once, comenzó a interrogar a los videntes, que se mostraban felices. Pero él en cambio, después de interrogar a cada uno, se sentía agotado y les despidió diciéndoles que preguntaran a la Virgen qué quería de los sacerdotes de la parroquia. Fue Vicka quien se lo preguntó a la Virgen, que respondió más o menos como el día anterior:
“Que se mantengan firmes en la fe y os ayuden a vosotros”.
Y cuando le preguntó: “Querida Gospa, ¿qué deseas de esta gente?”:
“Que los que no me ven, crean como los que me ven”.
El lunes solía ser día de actividades gubernamentales, y era fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. La policía por la mañana se había llevado a los chicos a Citluk y luego a Mostar, al psiquiátrico. Esperaban que los declarasen enfermos mentales y que con se acabaría la “historia”, pero el doctor Dzudza los declaró normales. Por eso es que enviaron una doctora a la colina: Drinka Glamuzina. Durante la aparición, ésta preguntó si podía también ella “tocar” a la Virgen. La Virgen les contestó:
“Siempre han existido Judas que no creen, pero puede acercarse”.
Bajo la guía de Vicka, alargó la mano, pero la Virgen se fue. Los videntes lloraron una semana porque decían: “La doctora manchó el vestido de la Virgen, porque dice que no cree y no oye nada”. Más tarde la doctora se trastornó porque no quiso aceptar a la Virgen.
Las autoridades idearon entonces otra trampa para el día siguiente: dos asistentes sociales los llevarían de larga excursión en coche; así no estarían en la colina y la gente se desengañaría. Recorrieron Citluk, Pocitelj, Capljna, grutas de Kravica y Cerno. Era la hora de la aparición y pidieron bajarse del coche en Cerno entre Ljubuski y Medjugorje: se arrodillaron a orillas de la carretera y rezaron. Tanto la gente de la colina como las asistentes sociales vieron desde allí una luz en la colina. Mirjana preguntó a la Virgen si estaría enfadada porque ellos no estaban en la colina, y Ella contestó:
“Eso no tiene importancia”.
Mirjana le preguntó si no podría aparecerse en el Templo Parroquial y no en la colina donde están teniendo tantas dificultades con la policía. La Virgen se detiene un poco y luego asiente.
También el mismo mes, les dijo la Virgen unas palabras que con el tiempo el padre Jozo aplicaría a todos y cada uno de nosotros:
“Yo los escojo, yo los necesito, ustedes son importantes”.
Miércoles 1 de julio de 1981
Según testimonio del P. Jozo, esa tarde él se encontraba en la iglesia. Cuando estaba orando por obtener luz en esa situación difícil, en el tercer banco de la izquierda, frente a la imagen de la Virgen, oyó de improviso una voz que le decía:
¡Sal y protege a los niños!
Dejando Biblia y Breviario, cruzó la nave y apenas salió por la puerta, en ese momento acudieron a él los niños que llegaban corriendo por el lado derecho y suplicando: ‘La policía nos persigue, ¡escóndenos!’ Él los condujo a la planta baja de la casa parroquial y los cerró con llave recomendando permaneciesen callados. Después llegaron los policías corriendo y preguntaron: - ¿Vio usted pasar unos niños? -Sí, yo los vi. Entonces ellos, sin preguntar más, continuaron corriendo hacia Bjakovici, donde vivían los niños. Cuando los policías estaban ya lejos, entró donde los niños y ellos le dijeron que la Virgen los había consolado con su presencia. Le pidieron que dijera la misa por la tarde. A la objeción de que no podría hacerlo antes del domingo, para avisar a los feligreses, respondieron: “Quien llamó antes a la gente al monte, sabría llamarlos ahora a la iglesia”. Esa misma tarde se dijo a los peregrinos que el día después, jueves, se iba a celebrar la misa a las seis de la tarde.
El padre Cuvalo rezó a las cinco el rosario y en la misa había tanta gente que apenas podía el padre Jozo extender los brazos. Les rogó que orasen y pidieran a Dios su ayuda por todo lo que estaba sucediendo. Nuestra Señora dio a los niños este mensaje:
“Hay muchos cristianos que son débiles porque oran poco y otros que ya no creen porque ya no hacen oración. El mínimo es: el Credo, siete Padrenuestros, siete Avemarías y siete Glorias. Cinco en honor de las llagas de Jesús, uno por las intenciones del Santo Padre y otro para pedir el Don del Espíritu Santo”.
Después de la misa, los videntes dijeron al pueblo que a la Virgen le parecía bien que fuesen a la iglesia todas las tardes a rezar las oraciones (antes dichas). Desde entonces se dicen estas oraciones todas las tardes después del rosario. Y desde aquel día la amplia iglesia se llena todas las tardes y se reza con más fervor, y se escucha con más fruto la palabra del sacerdote que en la colina de las apariciones.
Una tarde, en la semana primera de aquel mes de julio de 1981, el Padre Jozo al acabar la misa notó que alguien le tiraba del alba para decirle que traía un mensaje de la Virgen. Era Jakov, que había conseguido escapar de su casa sin que la policía se diera cuenta. Estaba a los pies del altar, como muchos otros niños, descalzo. Era pequeño y no llegaba al micrófono, así que el padre le puso de pie sobre el altar. El niño gritó:
“Recen el Rosario todos los días, recen juntos”.
La respuesta de la gente fue un formidable y prolongado aplauso y se pusieron a llorar a lágrima viva. El párroco, Padre Jozo, se fue lentamente a la sacristía esperando que la gente empezara a retirarse. Cuando volvió al presbiterio, todos estaban allí con el rosario en la mano. Nadie se había movido. Oraron, cantaron y lloraron durante toda la noche. Después de dos horas y media, el templo se iluminó con una gran luz que venía desde atrás donde está el coro y un curioso cuadro de la Virgen colgado delante de su barandilla. El P. Jozo había intentado quitar ese cuadro, nada artístico, pero los feligreses se opusieron. Fue hecho años antes de las apariciones, no por un pintor sino por un empleado de ferrocarriles en acción de gracias por un favor y se mostró profético, pues en él se ve a la Virgen vestida de blanco con manto azul sobre Medjugorje como bendiciendo y protegiendo al pueblo. La luz siguió avanzando hacia la mitad del templo por encima de las cabezas. Con voz dulce y clara dijo:
“Recen el Rosario todos los días, recen juntos”.
Según testimonio del P. Jozo la Virgen dijo esto, no para los feligreses, que se habían quedado a orar con lágrimas, sino para él, para que, como sacerdote y como párroco, creyera. Desde ese día el pueblo siguió rezando el rosario todos los días, en la iglesia, y en sus familias.
Pero día tras día multitudes de peregrinos llegaban del exterior y en ellos no predominaba la fe, sino la curiosidad. Para librarlos de esa mala curiosidad, el P. Jozo seguía proclamando la presencia de Dios y de la Virgen, pero sin éxito. Pedían que Dios les librara, hasta que la Virgen dijo a través de los videntes: “Esta tentación solamente se puede superar con la oración y el ayuno”.
Miércoles 8 de julio de 1981
El párroco dijo que la fe de todos debía pasar por un desierto de pruebas y llegar a superar el asombro de los signos para poder llegar a un estado de persuasión interior y que la Virgen pedía superarlo mediante el ayuno. Entonces les propuso si estaban dispuestos a aceptar un ayuno total durante los próximos tres días. Toda la gente respondió con un grito: -Sí lo queremos. No comieron nada ni en los comedores de las empresas. Los de otras religiones se sentían atemorizados.
Después de los tres días se notó como una lluvia de gracia y que la gente había cambiado. Pidió a los sacerdotes de otros lugares que vinieran a ayudar para confesar a la gente, se reunieron un centenar y se tuvo una gran liturgia penitencial.
Una tarde vino este otro mensaje:
“Esta tarde, antes que empiecen a orar, cada uno de ustedes debe perdonar a su prójimo. Encuentren en su corazón a sus enemigos y oren por ellos al Padre”.
Pensando sería cosa fácil, como se hace en cada Misa, el Padre Jozo les explicó que todos los que tenían algún rencor en su corazón debían entregárselo todo a Dios con amor y alegría. Todos dijeron: - “Sí, lo haremos”. Pero nadie hizo nada. Se hizo un silencio que pareció eterno. Por fin les propuso: “Vamos a rezar un rosario para poder perdonar”. Rezaron algunos salmos y luego las tres par- tes del rosario. Después de una media hora, se oyó en la iglesia la voz de un hombre: - “¡Señor, he perdonado, Te ruego, perdóname!”. Todos empezaron a llorar y sollozar. Todos querían decir: “Hemos perdonado, ¡perdónanos también Tú!” Y buscaban una mano para apretarla. Al día siguiente se veía gente que entraba en casas donde nunca habían pisado. Entonces se vio en el cielo en grandes caracteres como de fuego la palabra MIR, que significa PAZ, entre el monte Krizevac y la iglesia. Las letras se movían vivamente ondeando hacia los que las veían, como las luces de un coche. Los corazones quedaban hechos nuevos como dice el Génesis: “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”.
Cuando las autoridades prohibieron a todos subir a la colina, el párroco invitó a los peregrinos a venir al templo, único lugar autorizado para reunirse y orar. Vinieron sus ex feligreses de Posusje y dijeron que el Padre Jozo había cambiado. Una vez vinieron 75 jóvenes a pie los setenta kilómetros desde Posusje y dijeron que había cambiado su forma de predicar, que antes era en forma demasiado reflexiva y aburrida. Ahora les daba imágenes bíblicas que la gente comprende y tanto busca. A propósito de esto, el Padre Jozo había predicado acerca del largo camino de los israelitas por el desierto, cuarenta años que el pueblo de Dios empleó para entrar en la tierra prometida. Para la policía secreta, que tenía agentes en medio de los fieles, aquellos “cuarenta años” eran una alusión a los cuarenta años del régimen marxista en Yugoslavia, y lo acusaron por eso al presidente del Comité de la Unión Socialista como fraile subversivo, que estaría predicando que el régimen iría a terminar pronto.
Los videntes hicieron preguntas a la Virgen sobre los enfermos:
“Sin fe nada es posible, todos aquellos que creen firmemente, serán curados”.
A principios de mes, los videntes preguntaron qué quería de ellos en el futuro: “Sería bueno que todos fueran sacerdotes, religiosas y religiosos, pero sólo si ustedes lo desean. La decisión debe ser suya”.
Era la fiesta de la Porciúncula, día del perdón de Asís, cuando la Virgen se hace presente en el cuarto de Marija. Le dice que reúna a la gente del barrio y que los invite a esperarla en las tierras de propiedad de un vecino llamado Gumno, el cual poseía un campo de terreno firme y amplio que se utilizaba para trillar los granos y separarlos de la paja. Lo que iba a suceder, aparentemente extraño, era de un profundísimo significado teológico: Una gran guerra se iba a llevar a cabo, de la que habla el Apocalipsis (12, 7-9.17),
“Un gran conflicto va a desarrollarse. Una lucha entre mi Hijo y Satanás. Almas humanas están en riesgo”.
Y, como en las batallas hay un PLAN ESTRATEGICO como secreto bien guardado, a partir de aquí, la Virgen durante tres años pedirá continuamente en varios mensajes que oremos para que su plan se realice y Satanás no lo desbarate. Y sólo más delante lo revelará, (ver 25.I.87). Marija se dispone a obedecer esta difícil tarea. ¿No la tomarían por loca? La joven estaba turbada, -muchos lo tomaron a broma- pero venció su angustia con la confianza de que la Virgen le ayudaría en el cumplimiento de su misión. Pudo reunir un grupo muy numeroso que la acompañaron hasta la era de trillar. Empiezan los rezos dirigidos por Marija y la Virgen se aparece vestida de luz. Los vecinos ven a Marija en profundo éxtasis. La Virgen le dijo que todos podían tocarla. Marija invita a tocar a la Virgen y se forma una larga cola para tocar la orla de su vestido, uno a uno, y sienten tocar algo que no ven. Sucedió que al tocar alguien el vestido de la Virgen lo manchaba. Marija lloró amargamente. Preguntada por sus acompañantes, contestó. “Lloro porque alguien ha ensuciado el manto de la Virgen... Alguien que le ha tocado en pecado grave o mortal... alguien que no está en paz con Dios”. Marija exhortó a los allí reunidos que fueran a confesar sus pecados porque alguien había tocado el manto de la Virgen y lo había ensuciado. Y sorprendidos y emocionados fueron todos corriendo a confesar sus pecados.
La Virgen dijo:
“Son muchos los que han preguntado mi nombre. Yo soy la Reina de la Paz”.
Aquella misma tarde todos volvieron a contemplar en el cielo, la palabra MIR, en letras brillantes, y fue el tema de la homilía. Las autoridades de Citluk, al ver que muchos jóvenes subían por la tarde a la colina del Podbrdo, mientras los cines y salones de baile se iban quedando sistemáticamente desiertos, se alarmaron y dijeron al párroco que estaba prohibida cualquier reunión fuera de la iglesia.
llamaron al Padre Jozo a la comisaría del partido comunista y le ordenaron que impidiera que la gente subiera a la colina de las apariciones y, además, que cancelara la misa de la tarde.
Fiesta de la Asunción, se calculó que habían llegado a Medjugorje veinticinco mil personas y numerosos sacerdotes para ayudar en las confesiones y la Virgen apareció toda vestida de oro...
Empezaron a llegar policías y soldados en carros y camiones militares en pie de guerra mientras en el cielo volaban unos helicópteros. Bloquearon todos los accesos al pueblo, para que nadie pudiera entrar o salir con la misión de destruir “el mito de Medjugorje”. También de madrugada empezaron a llegar centenares de peregrinos. Encontraron la barrera de soldados y policías con las armas en la mano y los perros, pero no se desanimaron ni protestaron, sino sencillamente se hincaron de rodillas en dirección del templo y se pusieron a rezar el rosario. Nadie quería volver a su casa. La Virgen por medio de los videntes había asegurado:
“No teman. No podrán cerrar la iglesia. Sólo oren y den testimonio de Mí”.
No era una huelga, pues nadie gritaba ni protestaba, solo rezaban en voz alta y había niños y enfermos. Unos empleados del Secretariado del Interior entraron en la Rectoría parroquial para hacer un registro, mientras se llevaban preso al Padre Jozo. Al subirlo al coche de policía, la gente lloraba, pero siguieron orando. Cinco minutos antes de las seis, llegó un despacho del gobierno con la orden: “Dejen que la gente entre en la Iglesia”. Y es que cuando un cristiano en la tierra reza es el soldado más fuerte del mundo. Y así la Mujer vestida de sol, aplastó la cabeza de la serpiente infernal. Fue el primer paso atrás del comunismo internacional, que nunca se había comido una orden. Los fieles cambiaron la decisión del comunismo con las oraciones. Es el primer cambio en toda Europa del Este. La cárcel del Padre Jozo, que fue una dura experiencia de interrogatorios y torturas, él luego la llamó ‘una experiencia de misericordia’. El mismo día del encarcelamiento la Virgen les dijo a los videntes:
“No teman. Yo protegeré al padre Jozo”.
Y la Virgen se encargó de venir en su ayuda. La celda nunca estuvo cerrada, y a veces no se apagaba su luz. Le cambiaron muchas veces de celda, siempre con el mismo resultado. La Virgen se lo confirmó a Vicka el 30 de agosto de AGOSTO de 1981:
“¡Alabado sea Jesús! Es cierto, pero nadie lo cree”.
Otros días les daba noticias de él y aun se lo mostró, mientras él les dijo:
“No tengan miedo por mí; como ven, me encuentro bien”.
También les da noticias de Iván, que el 28 de agosto ha ingresado en el seminario franciscano de Visoko. El 17 de febrero de 1983 el padre Jozo fue liberado por las oraciones de todos. Pero no poder volver a Medjugorje, condición que impusieron las autoridades, fue un mayor sacrificio para él que la misma cárcel, pues su corazón había quedado con María en Medjugorje.
A la pregunta si todas las religiones son buenas:
“Los miembros de todas las creencias son iguales ante Dios. Dios gobierna sobre toda creencia como un soberano en su reinado. En el mundo todas las religiones no son las mismas porque todos los hombres no han cumplido con los mandamientos de Dios. Los menosprecian y los rechazan”.
¿Son todas las iglesias iguales?
“En algunas la fuerza de la oración a Dios es mayor, en otras es más pequeña. Eso depende de los sacerdotes al motivar a otros a la oración. También depende del don que ellos tienen”.
Miércoles 6 de octubre de 1981
“La Misa Vespertina debe mantenerse permanentemente. La Misa por los enfermos debe celebrarse en un día específico, a la hora que sea más conveniente. El padre Tomislav debe empezar con el grupo de oración. Es muy necesario. Que el padre Tomislav ore con fervor”.
Frecuentemente le preguntan por señales vistas de fuego o luz en la Cruz o la silueta de María y Ella les confirma:
“Todas estas señales o signos están diseñados para fortalecerlos en la fe hasta que Yo les deje el signo visible y permanente”.
Mirjana ha tenido apariciones en Sarajevo. La Virgen la aconseja como madre. Para evitar una amistad que quiere involucrarla en drogas, le sugiere que responda a las preguntas cuando le sea útil y que se mantenga callada cuando sea más beneficioso.
Sobre las razones por las que les había mostrado el Paraíso en días anteriores: “Lo hice para que pudieran ver la felicidad que les espera a los que aman a Dios”.
Nuestra Señora comenzó a cantar “Ven, Ven a nosotros, Señor” y los videntes se unieron a Ella.
“Frecuentemente estoy en el monte Krizevac, al pie de la cruz, para rezar allí. Ahora rezo a mi Hijo para que perdone al mundo sus pecados. El mundo ha empezado a convertirse”.
Durante la aparición, Nuestra Señora desaparece y presencian una horrenda visión del Infierno. Luego la Virgen reaparece y dice:
“¡No teman! Les he enseñado el Infierno para que sepan el estado en que viven los que están allí”.
Nuestra Señora besa amorosamente una foto de Juan Pablo II y dijo:
“Él es su padre, el padre espiritual de todos. Es necesario que recen por él”.
Noviembre de 1981
El ayuno es un arma poderosa contra el demonio:
“El demonio trata de imponer su poder en ustedes, pero deben permanecer fuertes y perseverar en su fe. Tienen que orar y ayunar. Yo siempre estaré cerca de ustedes”.
Miércoles 8 de diciembre de 1981
Fiesta de la Inmaculada Concepción. Nuestra Señora responde a preguntas sobre su futuro:
“Sería bueno que todos llegaran a ser sacerdotes o religiosos, pero sólo si lo desean. Son libres. Depende de ustedes. Si tienen dificultades o necesitan algo, vengan a Mí. Si no tienen fuerzas para ayunar a pan y agua, pueden renunciar a muchas cosas. Sería bueno que renunciaran a la televisión, porque después de ver algunos programas, están distraídos y no pueden orar. Pueden renunciar al alcohol, los cigarrillos y otros placeres. Ustedes mismos saben lo que tienen que hacer”. Entonces Nuestra Señora se arrodilló y profundamente oró a Jesús con sus manos extendidas:
“Mi Hijo amado, te suplico que te dignes perdonar el gran pecado del mundo por el cual te ofenden”.
Miércoles 18 de diciembre de 1981
Nuestra Señora canta “Jesucristo, en tu Nombre” y dice:
“Vamos, canten más alegremente. ¿Por qué están tan pensativos?” Entonces Ella comenzó la canción: “La Reina del Santo Rosario”, antes de marcharse.
Es un servicio de comunicación promovido por la Comunidad RPS. Editamos y difundimos vídeos
© 2025 MCdigitalweb
